El caso ocurre en un momento de transición en la Fiscalía del Condado de Los Ángeles. El actual fiscal, George Gascón, había recomendado la reducción de las penas de los Menéndez, sugiriendo que se les imputaran cargos menores. Sin embargo, Gascón dejará su cargo el 2 de diciembre, y será su sucesor, Nathan Hochman, quien determine el rumbo de este y otros casos.
La postura de Hochman será crucial, especialmente en la audiencia de diciembre, donde se decidirá si los hermanos mantienen sus condenas originales o si podrían obtener libertad condicional.
Otro aspecto relevante es la posibilidad de clemencia estatal. Durante su gestión, Gascón solicitó al gobernador Gavin Newsom que considerara otorgar el perdón a Lyle y Erik, citando las denuncias de abuso y su buen comportamiento en prisión como argumentos. Sin embargo, esta decisión depende en gran medida de los informes que presente la Fiscalía tras las próximas audiencias.
La posibilidad de clemencia divide a la opinión pública y a los familiares de las víctimas. Mientras algunos apoyan una revisión de las sentencias, otros insisten en que los asesinatos fueron premeditados y rechazan cualquier intento de liberación anticipada.